PERIODISMO INFORMATIVO Y CRÍTICO AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
Por Aquiles Rojas
En una nación construida sobre principios de justicia, compasión y honor, hay momentos en los que debemos enfrentar las crudas realidades de un sistema imperfecto, uno que puede fallar incluso a aquellos que han dado todo por su causa.
La situación de la familia Moreno es un recordatorio doloroso de las deficiencias en nuestras políticas de inmigración y la necesidad urgente de reformar para ayudar a las familias de Estrellas de Oro.
El Soldado de Primera Clase del Ejército de EE. UU. Luis A. Moreno tenía solo 19 años cuando hizo el sacrificio supremo por su país adoptivo durante la Operación Libertad Iraquí.
Su dedicación inquebrantable al servicio deberían servir como un testimonio perdurable de los valores que apreciamos como estadounidenses.
Sin embargo, trágicamente, es la lucha continua de la familia Moreno por la justicia y la unidad lo que subraya las contradicciones en nuestra conciencia nacional.
En el centro de esta profunda injusticia yace la negativa de una visa al Sr. Manuel Moreno, el padre del Soldado Moreno.
Esta denegación se remonta a un incidente menor en 1992 cuando fue catalogado como sospechoso en la lista de tráfico humano de la Patrulla Fronteriza.
Este incidente involucró su detención temporal por proporcionar transporte terrestre a dos dominicanos indocumentados en Puerto Rico.
Aunque este acto es ilegal y no es respaldado por nuestra organización, era una práctica generalizada en ese momento ayudar a los dominicanos necesitados en la isla de Puerto Rico.
Sin embargo, es esencial destacar que este incidente no llevó a ningún arresto, condena, proceso legal o deportación.
El Sr. Moreno ha reconocido abiertamente su error pasado y ha pagado un precio severo por ello a través de la trágica pérdida de su hijo, quien sirvió a nuestra nación con diligencia.
Lo que es profundamente preocupante es el cambio reciente en las leyes de inmigración, que parece priorizar a los delincuentes y a los migrantes indocumentados sobre familias como los Morenos, que ya han sacrificado mucho.
Este desequilibrio en nuestra política de inmigración no solo es injusto; es un recordatorio doloroso para la familia Moreno de que su servicio y su pérdida han sido superados por la indiferencia burocrática.
El padre del Soldado Moreno, el Sr. Manuel Moreno, actualmente reside en la República Dominicana, y la negación de su visa ha dejado a esta familia en un estado de separación desgarrador.
Es crucial reconocer que el Soldado Moreno nunca habría dado su vida por este país si supiera que este país haría esto a su familia.
Las condiciones de salud de ambos padres se están deteriorando, intensificando la urgencia de este asunto. A medida que los días se convierten en semanas, el sufrimiento de la familia Moreno sirve como un recordatorio crudo de que, a pesar de nuestra retórica e ideales, el mismo sistema por el que sacrificaron les ha fallado.
Es nuestra responsabilidad, como sociedad y como nación, rectificar esta grave injusticia.
La promesa de América es la de unidad, compasión y el apoyo inquebrantable a aquellos que han dado todo por sus principios. Es hora de honrar esa promesa abogando por la pronta reunión de la familia Moreno y la reevaluación de las políticas de inmigración que han permitido que esta situación persista.
Al contemplar los valores que nos definen como nación, no olvidemos el sacrificio del Soldado Moreno y el dolor perdurable soportado por su familia. Unámonos para asegurar que se haga justicia y que los principios por los que nuestros valientes hombres y mujeres de servicio dan sus vidas se mantengan no solo en el campo de batalla, sino también en nuestras acciones como sociedad.
En memoria del Soldado Moreno y en nombre de la justicia, unámonos en nuestra demanda de cambio y trabajemos incansablemente para corregir la profunda injusticia que ha afectado a esta familia de Estrellas de Oro.
*Sammy Ravelo, nacido en la República Dominicana. Sirvió en la Marina durante la Guerra del Golfo Pérsico, luego se unió al Departamento de Policía de Nueva York durante 26 años, retirándose como teniente. Fue un Socorrista de Primeros Auxilios durante el 11 de septiembre y ahora dirige una organización sin fines de lucro que apoya y aboga por los veteranos. Veteranos Dominicanos de América.*
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